El nuevo Herodes, la caída tras la insolencia
LA HISTORIA DE UN ÍDOLO DE BARROMuchos falsos profetas se levantarán en mi nombre: LA BIBLIA |
Aquellos que hemos seguido con preocupación la evolución del Mirandismo y hemos conocido sus momentos de “gloria”, recordamos los momentos en los que Miranda amenazaba a presidentes, a naciones, mandaba ángeles de destrucción, hablaba con despreocupación sobre dinero, e incluso llegaba a despreciar al Todopoderoso y Bendito Hijo de Dios, Jesús, el Señor.
La Biblia enseña que hubo un hombre que permitió que otros le exaltaran, de modo que cuando hablaba la multitud gritaba “¡voz de Dios y no de hombre!” Hechos 12.22. Fue justo en ese momento cuando ese hombre murió, comido de gusanos. La historia cuenta que su muerte fue lenta, por una grave infección que se agusanó, haciéndole padecer durante días, y pidiendo la muerte.
Herodes, llamado el Grande, fue el primero de los Herodes que la Biblia nos habla. Un hombre con un gran poder, su familia reinó en Judea por generaciones, se construyó palacios. Herodes se desposó con diez mujeres, a las que terminó condenando a muerte. No tenía ni siquiera amor por sus esposas.
Cada vez que sospechaba que tenía un rival que podía quitarle el poder este era cruelmente eliminado por los súbditos de Herodes. Incluso eliminó a dos de sus propios hijos, Aristóbulo y Alejandro, ¡este hombre ni siquiera respetaba a los de su propia familia!.
El nuevo Herodes.
Tras el viejo Herodes el mundo ha conocido otros Herodes, y todos siguen el mismo camino. Al principio disfrutan de gloria, riquezas y mujeres. A los ojos de sus seguidores siguen creciendo, siempre recibiendo adulaciones. Finalmente se terminan creyendo Dios.
Herodes no llegó tan lejos como Miranda, de hecho él no afirmó ser Dios, pero permitió que otros dijeran que era Dios. En ese momento Dios le castigó, durante meses sufrió una lenta agonía, según la Josefo tenía fiebre constante, dolores, malestar en el colon, tumores en los pies, el vientre hinchado, y una putrefacción en la zona genital de la que brotaban gusanos. Cuando estaba de pie el olor fétido y putrefacto era insoportable, apenas podía respirar y los miembros se le quedaban agarrotados. Los médicos intentaron curarle, pero él se llenaba de furia contra todo el mundo y NO SOPORTABA VER A NADIE. (Citas tomadas de Flavio Josefo. Antigüedades de los Judíos. Tomo III. Libros CLIE, Barcelona, España, 1986. ).
El final de Miranda.
No deseamos el sufrimiento de nadie, antes bien, deseamos fervientemente que Miranda venga al arrepentimiento, sin duda el Dios de paz lo perdonará. Pero mucho me temo que si Miranda sigue en su locura seguirá los pasos de Herodes, ¿no somos capaces de ver el paralelismo?.
Un hombre endiosado, enriquecido por otros, sin afecto por sus esposas, ¡ni por sus hijos!, un hombre que temía a otros y temía perder su poder. Pero finalmente, cuando se exalta a sí mismo blasfemando contra Dios encarnado, el bendito Jesucristo, los juicios lo acorralan, las deudas lo hacen huir de Miami, quedando sin sede central, ya no se reune con su “amada” (¿cómo es capaz de decir que la ama?), ya ni siquiera manda vídeos desde el salón de su casa (¡aunque recibe sus siembras!). Hasta se ha despedido, con lágrimas y tristeza, el hombre que se jactaba contra presidentes y contra el mismo Dios.
Ahora ve su fin.
Ojalá que Miranda lea la historia de Herodes el Grande, y leyéndola, piense en sí mismo, para así poder ser perdonado y huir del juicio que todos los que se endiosan y blasfeman reciben. ¡Oremos amigos y hermanos!, porque el destino de Miranda es capaz de arrastrar a otros que lo endiosan y de esa manera participan de la misma condenación y de la misma idolatría.
Para nadie es un secreto, vivimos tiempos difíciles, estamos inmiscuidos en un profunda crisis mundial donde la fe cristiana se tambalea, vivimos un momento clave para la humanidad. La Biblia así lo destaca, nuestro mundo tal y como lo conocemos se ve acertadamente sumergido en guerras, en conflictos armados y está experimentando un profundo cambio espiritual y de conciencia.
En esta época de falsos mesias, de sectas y grupos más que influyentes, una secta destaca sobre las demás. Se trata de la secta religiosa coordinada por el puertoriqueño Renzo Estrada conocida con el nombre de “Creciendo en Gracia”. Dicho grupo nació en 1988 cuando su creador, Jose luis de Jesús Miranda, tuvo su primera revelación en la que se le comunicaba que el era el nuevo Mesias, Jesucristo hombre en la Tierra.
Jose Luis Miranda no esconde su pasado oscuro ( de consumidor de drogas, fue excarcelado etc) y defiende sin pudor ser la reencarnación de Jesús en la Tierra. Su propósito es evangelizar con una religión nueva, en la que el pecado no existe. Sus seguidores se cuentan en miles en toda America, por lo que “Creciendo en Gracia” con el tiempo ha alcanzado gran poder mediático, hasta el punto que ya posee su propio programa de televisión en el Canal 30 del país puertoriqueño con 24 horas de difusión. También posee más de 250 programas radiofónicos y es de destacar su amplia presencia en internet.
La secta, siguiendo las visiones de su profeta y siguiendo el famoso versículo del apocalípsis: ” …Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia pues es número de hombre . Y su número es seiscientos sesenta y seis”, instó a quien quisiera tatuarse el número 666, por lo que en la ciudad de Manta se procedió a tatuar dicho número entre más de seiscientos fieles asistentes
No tenemos que extrañarnos...esto está escrito en la Biblia...es cumplimiento bíblico.
Retomado por Isaac David Guerra Minchez
musicaconvida@gmail.com
facebook/musicaconvida
twitter/musicaconvida
No hay comentarios:
Publicar un comentario