Editorial
Ante el nuevo papa: EL PROBLEMA ES EL PAPADO, NO EL PAPA.
Francisco señala a Cristo... y reza a la Virgen
José de Segovia, teólogo protestante y Presidente de la Comisión de Teología de la Alianza Evangélica Española, analiza -al hilo de la renuncia de Benedicto XVI- la figura del papado a la luz de la Biblia y las enseñanzas de Jesús, así como las reacciones que se han producido ante el anuncio de esta renuncia. Una entrevista de Daniel Oval.
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15 DE MARZO DE 2013
Es bastante sorprendente la serie de comentarios que se han sucedido entre algunos representantes evangélicos o protestantes, que parecen querer sólo “quedar bien” con toda la mecánica generada en torno al –sin duda importante- nombramiento del nuevo Papa.
En primer lugar, recordamos que también se trata de la elección de un Jefe de Estado, cuya influencia va a sentirse en todo el planeta. Un Estado que es uno de los pocos de carácter no-democrático que aún existen en el mundo, pero que sin embargo va a ser fuerza de presión interna en no pocos países democráticos.
En segundo lugar, es el Pontífice de la Iglesia católico-romana, representando por lo tanto a lo contrario que piensa y entiende como cristianismo la exégesis bíblica que defiende el cristianismo protestante en su sentido de cristianismo bíblico por encima de las tradiciones y el “Magisterio” de “la” Iglesia.
Por mucho que quiera e intente inútilmente defender la ICAR (Iglesia Católica Apostólica Romana) la figura papal aglutina y representa todo aquellos que es contrario al cristianismo cuyo centro es Cristo.
En primer lugar, recordamos que también se trata de la elección de un Jefe de Estado, cuya influencia va a sentirse en todo el planeta. Un Estado que es uno de los pocos de carácter no-democrático que aún existen en el mundo, pero que sin embargo va a ser fuerza de presión interna en no pocos países democráticos.
En segundo lugar, es el Pontífice de la Iglesia católico-romana, representando por lo tanto a lo contrario que piensa y entiende como cristianismo la exégesis bíblica que defiende el cristianismo protestante en su sentido de cristianismo bíblico por encima de las tradiciones y el “Magisterio” de “la” Iglesia.
Por mucho que quiera e intente inútilmente defender la ICAR (Iglesia Católica Apostólica Romana) la figura papal aglutina y representa todo aquellos que es contrario al cristianismo cuyo centro es Cristo.
El mejor ejemplo han sido las palabras y actuaciones primeras de Francisco. Señala a Cristo, pero reza y se encomienda a la Virgen María. Una contradicción absoluta, ya que la propia María de la Biblia (como en la boda de Canaán) señalaría a Cristo, diría que se hiciese lo que El dijo, y El dijo que era el único camino al Padre; por lo tanto sin más intercesores ni mediadores.
Ante ello, hablar del cristocentrismo del Papa nos parece que camina entre la verdad a medias y lo políticamente correcto; y de alguna forma falsea la realidad simplemente para quedar bien con la ICAR.
Francisco, Jefe de un Estado no-democrático de enorme poder mundial, Vicario de Cristo según la ICAR, parece un hombre sencillo y cercano, socialmente comprometido y conocedor de los cristianos evangélicos.
Lo que haga está por ver.
Pero lo que es y representa su figura es lo contrario al genuino cristianismo de Jesús; que también era sencillo y cercano, pero en su caso nunca fue Jefe de Estado, y se atrevió a enfrentarse a la religión establecida para decir que se habían extraviado del sentido de la Palabra revelada a Israel.
Jesús, sin oraciones a nadie más, debería ser el mejor y único ejemplo de Francisco. Entonces, y sólo entonces, le aplaudiríamos.
Esto no es anticatolicismo, es precisamente querer hacer lo que dice Francisco. Señalar a Cristo, y sólo a Cristo. Porque Cristo, y sólo Él, es la roca sobre la que se edifica la Iglesia católica (universal) visible e invisible.
Ante ello, hablar del cristocentrismo del Papa nos parece que camina entre la verdad a medias y lo políticamente correcto; y de alguna forma falsea la realidad simplemente para quedar bien con la ICAR.
Francisco, Jefe de un Estado no-democrático de enorme poder mundial, Vicario de Cristo según la ICAR, parece un hombre sencillo y cercano, socialmente comprometido y conocedor de los cristianos evangélicos.
Lo que haga está por ver.
Pero lo que es y representa su figura es lo contrario al genuino cristianismo de Jesús; que también era sencillo y cercano, pero en su caso nunca fue Jefe de Estado, y se atrevió a enfrentarse a la religión establecida para decir que se habían extraviado del sentido de la Palabra revelada a Israel.
Jesús, sin oraciones a nadie más, debería ser el mejor y único ejemplo de Francisco. Entonces, y sólo entonces, le aplaudiríamos.
Esto no es anticatolicismo, es precisamente querer hacer lo que dice Francisco. Señalar a Cristo, y sólo a Cristo. Porque Cristo, y sólo Él, es la roca sobre la que se edifica la Iglesia católica (universal) visible e invisible.
Protestante Digital 2013 / Editado MCVI
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